lunes, 22 de febrero de 2010

Mauricio Macri inundado y Cristina Reina Kirchner en un All Inclusive

Difícil viajar en tiempos difíciles; lo sabe Mauricio Macri, a quien lo culpan de diluvios porque se fue unos días a San Martín de los Andes -no a Bariloche, en donde se especuló con un encuentro con otro veraneante vip, Eduardo Duhalde, que todos negaron- y a Córdoba.

También Cristina de Kirchner, que anoche se alojó en la soledad de la Master Suite que le asignaron en el fastuoso Grand Velas All Suites & Spa Resort de Riviera Maya, un «all inclusive» digno de mejor destino que mascullar sobre la agenda pendiente que dejó en Buenos Aires.

Se aisló allí la Presidente apenas llegó a Cancún acompañada de algunos jefes legislativos -Agustín Rossi, José María Díaz Bancalari, Ruperto Godoy, el relator de programas con mandatarios por el canal oficial Daniel Filmus, que seguramente gastará los viáticos haciendo casting para sus programas, que lo ocupan más que su banca de senador- y, lo más importante y que pocos hicieron notar: todos los legisladores de Tierra del Fuego, opositores y oficialistas, para alzar la bandera malvínica en la reunión del Grupo Río que comenzó anoche, como siempre, con una cena de presidentes.

Rara decisión esta de Cristina de Kirchner de hacerse acompañar en el Tango 01 por algún opositor, pero pelear por Malvinas bien vale aguantar esas presencias para demostrar que la causa no es de un sólo partido.

La acidez de la agenda pendiente la mortificó a la Presidente en el día del cumpleaños, que festejó casi a solas, salvo las salvas y saludos que recibió el viernes en Casa de Gobierno y en el ministerio de Julio de Vido, algo que la alejó de Olivos hasta mediodía del viernes.

Mandó a cerrar los teléfonos de sus secretarios para frenar la andanada de llamados, pero más que nada para controlar que derivasen las comunicaciones a su esposo, a quien los médicos le recomiendan que no hable mucho de política para preservarlo del stress.

Los pocos que lograron penetrar entre viernes a la tarde y sábado, antes de la partida a México a medianoche de ese día, escucharon el entusiasmo que tenía Néstor por el acto del miércoles en el club Atenas de La Plata, adonde pasará lista de leales y rebeldes en una sobreactuación de su retorno.

Ese día se recuerda el primer triunfo de Juan Perón en 1946 y lo quiere usar Kirchner para lanzar la campaña de su candidatura y la de Daniel Scioli a gobernador.

Quien se aparte de ese proyecto será expulsado a las tinieblas exteriores; el kirchnerismo es una formación política integrada exclusivamente por gente que tiene cargos y sueldos públicos. Por eso el castigo a la deslealtad cuesta plata; nadie hace nada allí con sentido testimonial.
Las lujosas y apacibles estancias del Grand Velas lograron aplacar los nervios presidenciales.

Ese hotel está aislado de los otros en los que se alojó la comitiva que viajó pasadas las 24 del sábado, viaje sin reuniones informales de Cristina con los viajeros ni confesiones de alto vuelo de ésas que alimentan titulares. Ni truco hubo, una práctica común cuando viajaba Néstor Kirchner y que sirve para las chanzas de su esposa.

Durmieron toda la noche y al llegar los separaron a unos y otros.

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